viernes, 20 de junio de 2014

Existe un momento en la vida en el que uno comienza a plantearse el por qué de las cosas. Por qué suceden determinados hechos. Por qué se cruzan ciertas personas en nuestros caminos. Por qué sabemos que el día que nacimos y por qué no sabemos qué día nos vamos.
Me pregunto para qué vinimos a este mundo si ya no quedan hazañas que cumplir, si los héroes ya cayeron, si el honor no vale nada. Me pregunto cuál es mi misión..¿Tendré una? Me pregunto cuándo fue el momento en el que el miedo se pego a nuestras almas, no sé que hubiera sido de todos nosotros si hubiéramos sufrido de verdad. Hoy en día uno cree que su vida es una lucha por trabajar 9 horas, piensa que se merece un premio por estudiar, por ser cabeza de familia y por tantas otras cosas. Pero... Yo me pregunto: ¿Quién se acuerda de los verdaderos héroes, quién se acuerda de los verdaderos luchadores? ¿Quién se acuerda de los que la pelean de verdad ahora? ¿Quién se acuerda de los que la pelearon en las guerras de las cuales no pasaron ni cien años? ¿Quién se acuerda del pasado? A veces, lo único que hacemos es pensar en el futuro, pero por qué dejar de lado lo importante del pasado. Por supuesto, hay cosas que dejar atrás, pero siento cierta incomodidad al olvidar lo que pasó.
Quizás ya no es tiempo de cerrar los ojos. Quizás sea tiempo de mirar al pasado como un libro del cual aprender para animarnos a vivir este regalo presente que el futuro nos preparó.

sábado, 14 de junio de 2014

CAMBIAR DE AIRE

Siempre pense que había que afrontar las cosas, pero en Brasil aprendí que los viajes sanan heridas. Bueno, en 223 días voy a poder sanar, muchos más lejos, las nuevas caídas. Porque, después de todo, las aventuras internacionales ayudan.

jueves, 5 de junio de 2014

NUNCA ES TRISTE LA VERDAD, LO QUE NO TIENE ES REMEDIO.

Yo no creo que la gente "se pueda ir enamorando con el tiempo". Para mí: estás enamorado o no. Es fácil, corto. A vivir con eso, señores!

domingo, 1 de junio de 2014

Dependencia

Se sienten en el cuerpo los efectos de la primera semana. Por un lado, tengo más fuerza, estoy más despierta, quizás podría considerarlo como una recarga de energía. Por otro lado, es extraño el sabor metálico en la boca luego de cada consumo. Es extraña la dependencia que no siento pero que tengo. Me encuentro atrapada en la ilógica idea de dejar todo de lado y que se arregle cuando tenga que arreglarse. Luego, aparece el miedo, agacho la cabeza y me dirijo, nuevamente, al armario de la cocina en busca de esa caja con un nuevo leitmotiv: Sólo tres meses.