miércoles, 6 de febrero de 2013

YA, NO.

Frente a la misma inmensidad, abrí los ojos. El frió viento acarició mi piel y, de repente, me dí cuenta. Alcé la mirada hacia el cielo y sonreí. Ahora, lo sé. El suplicio terminó. La felicidad es incomparable.

Cuando el sentimiento comienza, uno se da cuenta automáticamente. Empieza a sentir cosas dentro al escuchar ese nombre, o al contar anécdotas "mágicamente" esa persona comienza a hacerse asidua en ellas, te da vergüenza hablarle, se vuelve rutinario quedarse pensando en la nada misma, etc.
En cambio, cuando el sentimiento se va.. a uno lo toma por sorpresa. Quizás sea porque no lo esperaba , e incluso porque no correspondía que sucediera. O, en otros, porque lo ansiaba pero nunca se había percatado del hecho. Y ciertamente, en estos casos, se goza. Se siente una libertad tan perfecta y radiante que se vuelve luz aquella oscuridad; sonrisas aquellas lágrimas y esperanza, la desolación.
Que hermoso es poder decir.. TE AMO y que poder revitalizante, luego de algunas circunstancias, otorga la capacidad de decir.. YA NO TE AMO! Que adrenalínico es abrir puertas y que pacífico, cerrarlas para siempre!

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