Pensé que solo sería un romance de verano. Esa era la propuesta. En cuanto terminara el calor, te dejaría. Aunque, siendo sincera, cada día me resulta más difícil lidiar con mi promesa.
Ahora, me propusiste seguir el verano, seguirlo por el mundo para que nunca llegue el fin; tu último intento desesperado por convencerme de que no me aleje. Cómo declinar ante semejante propuesta. Pero, al mismo tiempo, cómo dejarlo todo por amor. En Europa o acá, en algun lado del mundo siempre es invierno u otoño y, la verdad, me gusta más el frío. Además, hoy sé que tu propuesta es por el enorme amor que me tenés, vos sí dejarías todo por seguir en verano, por obligarme a no cumplir mi promesa. Será que podamos convivir con el frío? Creo que a tu lado soy capaz de fracasar en algo, creo que me lo permitiría. Sí, estoy segura. Qué me importa haber levantado los ojos al cielo y haberle jurado a las estrellas que el 21 de marzo se terminaría cuando tu amor me demostró que el destino es más fuerte. Puedo luchar contra todo, menos contra tu amor. Qué importa una promesa cuando tengo todo lo que siempre quise. Quizás pensé que sólo duraría un verano porque equilibraría el frío de mi corazón, pero, ahora, no. Ahora todo está fundido acá y el invierno ya no es tan amenazante.
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