Cuerpos a doquier están hechos para lastimar. Cuerpos, por donde quieran, están hechos para recibir esas llagas. Un cuerpo caído y raído por la desesperanza, tiene luces. Luces que lo encienden y lo incentivan a no apagarse. A no dejar todo de lado. Cada día existen más luces en ese cuerpo que observo en el espejo y, sin embargo, cuando ese cuerpo está a punto de encenderse por si solo, algo aparece para bajar, no una, si no todas las luces. Lo creo capaz de luchar contra su mente, hasta me arriesgo a decir que lo veo preparado para luchar contra su corazón. Pero, mi pregunta acá es: está preparado para luchar contra LAS SOMBRAS? El infierno acecha cada día peor. Por más que ese cuerpo esté menos ligado a ese ardor, la sensación queda, así como las cicatrices de una infección mal curada. Alejarse lleva tiempo y volver, solo un segundo.
Por momentos me gustaría apagar ese infierno. Que se consuma a si mismo. Por otros, pienso que si se consume a su mismo.. quién consumirá a las otras sombras? Mejor que siga de pie, y se consuman entre ellos y dejen que la luz gobierne por completo esos cuerpos titilantes.
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