Un "qué tal" con la mano. Una mirada de arriba a abajo. Un deseo escondido en el silencio. Una risa que hablaba. Un perfume que no recordás, pero reconocés. Un sabor que odiás, pero te falta. Todo junto era más de lo que podía esperar, una combinación mortal que solo quería probar y me envolvió en una adición sin vuelta atrás.
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