Como en un partido de ajedrez veo mi vida en un tablero, cambiando constantemente de posición cada una de las piezas que son de suma importancia para sobrevivir, o mejor dicho, para ganar.Perseguida por la idea de tener que defender dos reyes, me siento atrapada. Soy la reina negra defendiendo la sangre real de mi rey. El sabe que estoy dispuesta a todo por seguir a mi naturaleza, la Reina debe defender su realidad. Mi rey es mi verdad. Del otro lado del tablero, encuentro a mi otra mitad, soy la reina blanca luchando por un deseo de poder, luchando por la fuerza y la perfección. Dentro de este frío lado me encuentro rodeada de fantasías y peligros. No es mi realidad, es mi elección. Mi rey, mi utopía. Presentadas las piezas, comienza la partida. El peón negro, al cual daría todo por defender da dos pasos hacia adelante. Veo como, imponente, el caballo blanco hace un ataque perfecto, su movimiento en L destruye una parte de mí. El peón cae.Los lados empiezan a moverse, yo en el medio. No encuentro la fuerza necesaria para realizar algún movimiento. Soy la mas fuerte y precisamente por eso, no quiero jugar esta partida. Ya sea como reina de un lado o del otro, terminaría destruyendo a alguien que amo… Incluso a mí misma.El caballo negro, invencible, incasable, persigue a mi rey de ilusiones, el jaque esta presente en la atmósfera, un movimiento más de este y cada pieza blanca no existirá más y yo, la reina, me quedaré sin alternativa.ENROQUE. Como un perfecto equipo, la gran torre defiende a mi posible futura realidad. El caballo todavía no gana.Las piezas siguen moviéndose y saliendo del juego. Cara a cara, rey y reina de un lado, y del otro, reina y rey. Es mi decisión el triunfo de alguno de los dos lados. Pero… Es más fuerte la sangre que el deseo de ella? Desearía que ésta fuera una afirmación y así resolver la partida sabiendo que estoy haciendo lo correcto, pero lamentablemente, no lo es.Todo recae ante mí.
domingo, 31 de octubre de 2010
Prólogo - ETERNA REALIDAD
Como en un partido de ajedrez veo mi vida en un tablero, cambiando constantemente de posición cada una de las piezas que son de suma importancia para sobrevivir, o mejor dicho, para ganar.Perseguida por la idea de tener que defender dos reyes, me siento atrapada. Soy la reina negra defendiendo la sangre real de mi rey. El sabe que estoy dispuesta a todo por seguir a mi naturaleza, la Reina debe defender su realidad. Mi rey es mi verdad. Del otro lado del tablero, encuentro a mi otra mitad, soy la reina blanca luchando por un deseo de poder, luchando por la fuerza y la perfección. Dentro de este frío lado me encuentro rodeada de fantasías y peligros. No es mi realidad, es mi elección. Mi rey, mi utopía. Presentadas las piezas, comienza la partida. El peón negro, al cual daría todo por defender da dos pasos hacia adelante. Veo como, imponente, el caballo blanco hace un ataque perfecto, su movimiento en L destruye una parte de mí. El peón cae.Los lados empiezan a moverse, yo en el medio. No encuentro la fuerza necesaria para realizar algún movimiento. Soy la mas fuerte y precisamente por eso, no quiero jugar esta partida. Ya sea como reina de un lado o del otro, terminaría destruyendo a alguien que amo… Incluso a mí misma.El caballo negro, invencible, incasable, persigue a mi rey de ilusiones, el jaque esta presente en la atmósfera, un movimiento más de este y cada pieza blanca no existirá más y yo, la reina, me quedaré sin alternativa.ENROQUE. Como un perfecto equipo, la gran torre defiende a mi posible futura realidad. El caballo todavía no gana.Las piezas siguen moviéndose y saliendo del juego. Cara a cara, rey y reina de un lado, y del otro, reina y rey. Es mi decisión el triunfo de alguno de los dos lados. Pero… Es más fuerte la sangre que el deseo de ella? Desearía que ésta fuera una afirmación y así resolver la partida sabiendo que estoy haciendo lo correcto, pero lamentablemente, no lo es.Todo recae ante mí.
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