lunes, 14 de enero de 2013

ESPEJOS

Como si día a día cayeran espejos del cielo, se avecinan años de mala suerte. De absoluta pobreza en el campo que quieras. Láminas de todos los grosores y tamaños de ese vidrio imitador, yacen en el suelo luego de una brutal caída. Un tanto forzada.
Levanto la mirada, me corro automáticamente, como un acto-reflejo. Otro espejo se resbala por la suave cortina de nada, entre las manos del inmenso titiritero y la Tierra. Y es ahora que percibo la realidad. Día a día, hora tras hora y minuto tras minuto se agolpan años de mala suerte deseosos de convertirse en el mismísimo calvario mio.
Lamentablemente para el destino, y aquellos enemigos; se qué tan falso es el dicho. Y procedo, de rodillas frente al mundo, a convertir esos añicos en mi nuevo vitreaux de formas esperanzadoras y llenas de vida. Porque ni el destino puede contra la voluntad. Ni los deseos malignos pueden contra la luz de la inocencia y la sabiduría.
Despiértense! Ya no quedan rastros de la pequeña lectora de fantasías. Acá está la escritora de mi futuro, la artista de mi vida. La fiel creyente del cambio y el progreso.

EL ABANDONO

- ya sabés de que hablo.
No todas las personas, por más especiales que resulten, tienen ese don de valentía tan atrayente y provocante. Esa valentía, un tanto pedante y peligrosa, que atrapa a aquellos soñadores en busca de un polo opuesto capacitado de proporcionar aquella energía contraria capaz de encender el fuego más oculto y prohibido de su existir.
Aquellas pueden encenderte, darte un atisbo de adrenalina y en el momento menos indicado, dejarte sin una linea de carga con la cual volver a gozar de ese éxtasis. Y es ahí, en realidad, el estadío en el que se funden y unen aquellas polaridades. Es ese momento álgido al que te transportan, el que el negativo busca recrear, no una, sino mil veces.
Suena algo contrario, pero aquellos que te elevan, en algún momento quedan descargados de esa fuerza. Y por más intento de recarga que surja, la realidad es que nunca se puede volver a alcanzar ese máximo.
Y es así como, sin ninguna otra explicación, la valentía original de aquellos te deja en el piso sin la posibilidad de recuperar tu mismo entusiasmo a causa del dolor de la caída.

martes, 1 de enero de 2013

Nunca creí enredarme tanto con un solo gesto. Pequeñas cosas que te llenan el corazón.