domingo, 1 de septiembre de 2013

La fortaleza nunca fue algo que me caracterizó. Tomé el teléfono y escribí ese mensaje. Quería volver a verte y desafiar todo, no dudé. Y haberte visto fue lo mejor que me pasó, la mejor despedida que pudimos tener. Escondidos del mundo, lejos de la rutina, en un insolito dia de invierno caluroso, te vi, te volvi a amar, y nos despedimos, otra vez y para siempre. O quizás, no. La promesa sigue en pie. En dos años, en el lugar de siempre, a aquella hora exacta, nos encontraremos. Y volveremos a revivir este hermoso sueño de una noche de invierno; en otoño.

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