martes, 13 de mayo de 2014

El cigarrillo de la vida se apaga una sola vez.

Todos nacemos y morimos. Sí, todos. Incluso Jesús pero, lamentablemente, nosotros no somos capaces de volver. Se imaginan las cosas que ocurrirían si pudieramos volver aunque sea una hora? No quedarían frases en el tintero, no quedarían reproches ni arrepentimientos. Podríamos irnos en paz, sabiendo qué siente cada uno, de verdad, por nosotros. Se imaginan la oportunidad de ser consciente de que “X“ palabra es la última, de que va a ser el último abrazo con tus padres, la última risa con tus amigos, el último beso con el amor de tu vida? Son conscientes de lo que sería eso? Por un minuto, pienso que daría todo por ese instante y, luego, pensandolo mejor, creo que no estaría preparada para tanto dolor. No nacimos para despedirnos, ahogarnos en la desesperacion de saber que “son los ultimos versos que te escribo“.
Francanente, no podría y, sin embargo, tengo tantas cosas que decirte. Quizás nada importante, en definitiva no compartí tu vida, pero, aún así, me enseñaste cosas que nadie lo hizo. 9 veces durante 3 años, nos advertiste del infierno, algunos se animaban a vivir en el, otros no; quizás, no era el momento pero siempre decias, a modo de advertencia: “X, SE VA A IR AL INFIERNO“.
No me quedan más que risas y ese olor a cigarrillo, inconfundible, que me abrazaba cuando te acercabas. Siempre fue tu lucha pero al mismo tiempo, tu mejor y mas fiel amante. Cómo una pasión, una necesidad, puede hacer tanto mal? Por qué te alejó de nosotros? Maldita adicción que me aleja de las personas que más me gustaría haber conocido mejor.
Ya no entiendo nada, me gustaria tener esa hora y confesarte lo segura que me sentía cuando eras mi profesor, lo acompañada que me sentí cuando te vi en la escuela la primera vez que voté. Es raro, pero desde esa vez, siempre que fui a votar, iba con la esperanza de encontrarte. Qué triste, ya no voy a tener la ilusión.
Maldita muerte que te arranca todo, hasta las ganas de vivir. 
Gracias por cada enseñanza, por tu amor a Mendel, por miles de anecdotas y por ser DISTINTO.
Nos vemos en el infierno. Hasta siempre, querido profesor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario