viernes, 22 de noviembre de 2013

Happily ever after!

Estoy cansada de mirar películas, leer libros, escuchar historias y que todas tengan un final feliz. Veo como mi entorno escribe finales felices y mi historia ni siquiera arranca. 
Me encantan las historias de amor y, probablemente, sea porque nunca viví una e idealizo las del resto. O, tal vez, porque no haya nada que añore más que una historia de amor real. ¿Serán tan perfectas? ¿Todas con un principio, un par de nudos y un final feliz?
¿Por qué no escribo mi propia historia? Quizás sea porque escribir implica que haya una ausencia y, sinceramente, estoy cansada de las ausencias. De no faltar ese destinatario en el momento de escribirla, jamás la escribiría; sería la protagonista de ella y alguien más escribiría en algún lugar sobre mi historia de final feliz. 
En ese intento de negar la ausencia, en ese momento de eterno retorno a la soledad, me niego a materializarla. Aunque, luego, me detengo y pienso: "la ausencia no existe si nunca nadie llenó ese lugar". Quizás, lo mejor sea nunca conocer el amor, pero... ¿hay finales felices sin amor?
Las historias felices están para vivirlas y que alguien más las cuente. Yo no quiero contarlas, quiero vivirlas. 

Esta, entre otras, es una de las incompatibilidades con lo que más me gusta hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario