lunes, 6 de marzo de 2017

¿Por qué buscamos el par de la media? ¿Por qué le ponemos dos hielos a la coca? ¿Por qué partimos la naranja en dos? ¿Por qué el sendero se bifurca? ¿Por qué los animales subieron de a dos? ¿Por qué si pienso en "otro conmigo" pienso en vos? ¿Por qué no podemos usar solo una media? ¿Por qué un solo hielo parece no bastar? ¿Por qué no comemos la naranja entera sin divisiones o por qué no la partimos en tres? ¿Por qué el Cervantes del 79 no trifurcó el camino? ¿Por qué el diluvio nos unió? ¿Por qué no puedo pensar en mí si no es con vos?
Dos. Siempre dos. No usamos una "entera" en los pies. Bebemos un whisky on the rockS. Exprimimos el jugo de la media naranja. El camino a recorrer solo es uno, pero con la incertidumbre de "el otro era mejor"... y así con todo. Podría seguir explicando hasta el infinito, pero en el infinito no termina en dos, entonces no tiene sentido.
Dos. Dos o nada. Dos es todo. Y acá estoy sola. Acá soy nada.

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