lunes, 18 de octubre de 2010

VERDAD O CONSECUENCIA

Decir una verdad en la que el dolor es absolutamente ajeno, como por ejemplo: TENGO OJOS VERDES. No implica una hazaña. Pero cuando le tenés que decir a una de esas personas indispensables en tu vida una verdad que lo va a lastimar, que lo va a destruir. ¿Qué hacés?
La verdad es una, perfecto. La podés ocultar o exponerla. Podes simplemente obviarla o darle algunos toques para hacerla más verosimil. Pero consecuencias, muchas.
Si decís tu verdad, lastimás, le destruís el castillo perfectamente armado lleno de felicidad y alegrías al otro. Pero si intentas ocultar todo, lo engañas y hacés que los cimientos de ese castillo sean una falacia.
¿Qué hacer? Le das mas vida a una mentira y al mismo tiempo a una patetica felicidad. O das por terminado todo, aceptando las consecuencias y en un explosivo intento te entregas a la verdad.
No es fácil tener en tus manos el dolor de alguien. No es fácil ayudar a alguien que está en el borde de perder su luz, su camino.
Toda mentira nos lleva a otra mentira, con infinitas consecuencias. Decir la verdad, a veces, es mucho mejor que continuar con una utopía. No vale la pena seguir con algo que no es real. No vale la pena engañar con algo que simplemente no existe.
Tener los ojos cerrados, tapados, a veces no es una elección. Pero si en tus manos está la venda y la estás sosteniendo para que todo lo malo NO salga a la realidad... Animate. Soltala. No hay nada peor que vivir en un mundo de ilusiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario